Existen variedades de quesos para cada momento del día. Este derivado lácteo encuentra hueco en cualquier mesa, ya sea la del desayuno, comida o cena. Su versatilidad y gran sabor se debe a diversos factores, como su aporte nutricional, su riqueza en ácido glutámico (responsable del mítico quinto sabor umami) y la familiaridad con la que lo recibe el paladar. Después de todo, los humanos llevamos comiendo diferentes tipos de quesos desde hace, por lo menos, 3000 años.
Quesos para empezar el día con un desayuno potente y nutritivo
Por la mañana lo más común es ir a por sabores suaves, agradables y refrescantes. Hacer una comida ligera al principio del día, con algún aporte de queso de oveja y cabra, supone diversos beneficios calóricos y nutricionales. La grasa saludable será saciante, previniendo el hambre de media tarde. Por otra parte, los quesos curados son una fuente notable de calcio y fósforo.
Prueba a incorporar un queso en aceite de sabor sutil, cremoso y de textura suave, encima de un pan negro tostado. Puedes colocar como complemento hojas de rúcula y tomates cherry cortados en mitades. Un poco de eneldo u orégano fresco completarán un sabor extraordinario.
El aperitivo perfecto: una cata de quesos únicos
Antes de almorzar, en una reunión con amigos, siempre apetece picar algo entre vinos y vermús. La opción más apreciada para maridar con un buen caldo es el queso. Su paleta de sabores lo convierte en perfecto para el food pairing con este tipo de bebidas. El vino tinto es la más compleja y personal por excelencia.
Para vinos más intensos, un queso a la par
Los vinos de uva tinta en ocasiones requieren un queso con cuerpo, de sabor intenso y persistente. De lo contrario, las notas del lácteo se perderán en la astringencia. Un queso fuerte madurado en aceite de oliva
es lo suficientemente graso e intenso para mezclarse, en lugar de desvanecerse.
Los blancos requieren mucha pericia para combinar
Al tratarse de sabores más delicados y notas sutiles, elegir el queso adecuado precisa habilidad y saber a qué se quiere dar protagonismo. Si prefieres que resalte el lácteo, opta por vinos blancos de variedades sutiles, como albariño o godello. Los derivados de la leche cruda de cabra y oveja son imprescindibles en cualquier cata de queso y vino.
Al caer la noche, disfruta de diferentes quesos
Una cena ideal no está completa sin una copa de vino y una mesa de queso, panes, fruta y otros maridajes. Acabar el día entre estos manjares comprende una cena ligera y un éxtasis sensorial asegurado. Sin embargo, no hay que estar frente a un banquete para disfrutarlos. Estas 3 cenas con derivados lácteos son perfectas para el día a día:
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Queso y frutos secos: un puñado de almendras es un acompañante perfecto para el queso curado. También puedes innovar con avellanas, nueces, incluso piñones tostados con semillas de calabaza y girasol.
- Conservas, aceitunas y requesón: una lata de bonito, un puñado de aceitunas y 40 gramos de tu queso fresco preferido serán una última comida ligera y proteica.
- Queso de oveja y cabra semi curado con fruta: un aperitivo perfecto para antes de acostarse lo componen cuñas de queso semi curado, fresas en mitades, moras y uvas enteras. Será saciante, delicioso y saludable.
Quesos para cocinillas y paladares inquietos
La mejor forma de consumir estos lácteos es incorporarlos en recetas de la cotidianidad. Si bien son deliciosos por sí mismos, pueden ensanchar el sabor y potencia de muchas comidas. Intenta rallar un poco de queso de oveja con romero sobre las siguientes preparaciones saladas:
- Unas tostas con tomate, pimienta y AOVE. No hará falta sal para potenciar el sabor de la comida
- Todo tipo de pastas, en especial aquellas con aderezos herbales. En una ensalada de pasta fría, un poco de queso con romero y menta finamente troceada serán una bomba gustativa en tu paladar.
Por otro lado, también encaja a la perfección en platillos dulces:
- Postres, como la quesada manchega, alcanzan nuevas cotas apetitosas cuando se preparan con quesos sazonados a las hierbas. El frescor del condimento complementa a la perfección la grasa y persistencia del queso.
- Supone un añadido extraordinario en tostadas con mermelada y panqueques con miel. Una mesa de cuñas de queso y romero regadas con un chorrito de miel será perfecta para sorprender a tus invitados.
Un producto premium de fabricación centenaria
Como conclusión, estas características convierten al queso de oveja en un lácteo de primera calidad. No solo por ser sabroso, sino también por hacer parte integral de una alimentación saludable y fuente de sabor umami para la dieta mediterránea. Antes de difícil acceso y reservado al mundo rural, hoy llega a cualquier rincón de España. No obstante, la única forma de garantizar un queso de calidad es buscar productores con carrera.
Quesos Romero trabaja desde hace 100 años en este sector, por lo que su trayectoria es aval indiscutible de sus elaboraciones.